"Quien no comprenda una mirada tampoco comprenderá una larga explicación" Proverbio Árabe.

Padres ¿los que crían o los que engendran?

miércoles, 12 de septiembre de 2018

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Fotografía tomada del sitio web: www.mamanatural.tv

Durante nuestra tertulia #CaféConTextos , que en esta ocasión la llevamos a cabo en la librería Grupo Rodrigo Porrúa en Ciudad de México, surgió un tema que toca muchos corazones: "¿A quién llamamos padre o madre? A quien me dio la vida o a quien me crió?". 

Fue grato conversar, al rededor de las experiencias de vida de algunos de los asistentes, acompañados de la experiencia profesional de Elia Narcio Balmaceda y mi persona, junto a las líneas de Jorge Bucay y Demián Bucay en su libro "El difícil vínculo entre padres e hijos". 

La experiencia nos dejó varias reflexiones y nuevas preguntas, te las comparto con la finalidad de que sean útiles para tu vida:

Qué es lo esencial de "ser" padres? 
Responder al orden biológico de poder dar la vida a un ser humano. Ese es un hecho que no todos los hombres y mujeres pueden vivir y/o están dispuestos a serlo. Lo esencial está en haber tenido la fuerza interna de decirle "sí! a la vida", aunque los miedos, la incertidumbre, la soledad, el desacuerdo, el prejuicio familiar haya estado presente. El proceso de crianza lo puede hacer cualquiera que decida asumir esa labor; sin embargo, la vida: no todos pueden darla.

Qué nos "convierte" en padres? 
La palabra convertir significa "hacer que alguien o algo se transforme en algo distinto de lo que era". La labor de crianza, vivir la experiencia de poder hacer un paternaje y un maternaje nos convierte en padres, aunque los hijos sean biológicos, adoptados o exista la responsabilidad de haber ayudado a criar algún niño de nuestro núcleo familiar (un hermano, un sobrino, etc). Los lazos afectivos que se derivan de esta experiencia indudablemente nos convierten y dejan huellas indisolubles en el alma.

Cómo desarrollar una mejor comunicación en el "difícil vínculo entre padres e hijos"? 

(I) Haciendo conciencia de las expectativas que nos hacemos como padres hacia nuestros hijos, en el fondo de nuestro corazón, anhelamos: que no se equivoquen, que no molesten, que sean perfectos, que hagan lo que no pudimos hacer, que sean lo que no pudimos ser, que nos cuiden cuando seamos viejos, que nos resuelvan los temas de pareja, que nos acompañen en nuestra soledad, que sea nuestro confidente... Es demasiado! Y el hijo, ante esto, se revela. 

(II)  Haciendo conciencia de las expectativas que nos hacemos como hijos hacia nuestros padres, en el fondo de nuestro corazón, anhelamos: que no se equivoquen, que nos dejen hacer todo lo que se nos antoje en su casa, que sean perfectos, que tengan respuestas para todo, que satisfagan cada una de nuestras demandas emocionales, que nos amen más que a cualquier otro hermano, que nos mantengan económicamente aunque tengamos la edad suficiente para hacerlo por nuestros propios medios, que nos ayuden a cuidar a los hijos, que nos den alojamiento en su casa con nuestra pareja e hijos incluidos, que nos consientan, que sea nuestro amigo(a)... Es demasiado! Y los padres, ante esto, se enojan.

(III)  Haciendo conciencia de que la relación entre padres e hijos es, por naturaleza, una dinámica jerárquica. Las experiencias de vida, el camino andado, el contexto psicosocial en el que los padres dieron la vida e hicieron el proceso de crianza, las dificultades libradas... Da autoridad al padre y a la madre sobre el hijo para mostrarle alternativas diferentes, para decir "NO" a tiempo, para decir "SI" a tiempo... Un hijo agradecerá, a su tiempo y a su ritmo: el "no" que lo protegió de un riesgo que atentara contra su vida (abuso, adicción, negligencia, etc). También agradecerá el "si" que le permitió descubrir sus talentos, el amor, hacer su propio camino.

(IV)  Reconociendo que como padres vivimos una generación diferente a la que viven hoy nuestros hijos. Comprender los tiempos que viven hoy nuestros hijos nos da la oportunidad de generar mayores recursos para acompañarles y hacer una labor de crianza más efectiva. Forzar o querer que ellos vivan o miren con los ojos de nuestras generaciones es llevarlos a un pasado que no les corresponde vivir, la vida es ahora! 

(V) Reconociendo que como hijos vivimos una generación diferente a la que vivieron nuestros padres. Comprender que nuestros padres también fueron niños, adolescentes, mujeres y hombres con una historia personal y familiar que nos permite hoy ser lo que somos y nos da la oportunidad de valorar lo que nos dan y ofrecen en su labor de padres ¿Qué puedo tomar de aquello que me muestra para poder vivir una buena vida?   

(VI) Como padres: educar hoy es darse el tiempo con el hijo y poder darle las herramientas para que pueda valerse en la vida y hacerse su propio camino. 
Como hijos: primero, mirar la valentía y la fuerza de nuestros padres biológicos al darnos la vida (aunque nos hayan regalado, abandonado, dado en adopción, aunque no pudieran quedarse a nuestro lado y vernos crecer y colaborar en ello); es un hecho que nadie puede suplir y ellos lo lograron! Segundo, agradecer la labor de crianza a quienes lo hicieron posible; ellos hicieron un espacio en sus hogares y en sus vidas que nos permitió mantenernos en la vida. 

¿Qué has hecho con la vida dada? ¿Cómo te sientes hoy contigo mismo(a)? ¿Cuáles son las emociones que te mantienen distante de tus padres y/o de tus hijos? ¿Cuándo los miras, qué miras: tus miedos, tus frustraciones, tus alegrías, tus éxitos... o los miras tal cuál son, en lo que pueden y en lo que no pueden?

¡Espero lo hayas disfrutado tanto como nosotras!
Nos vemos en la próxima tertulia #CaféConTextos
Con afecto,
Yraida



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¡Sigamos ampliando la mirada juntos!

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