Todos tenemos algo que guía nuestras vidas.
Quizás te guíe la culpa ocultando tu vergüenza y huyendo de tus equivocaciones, permitiendo que tu pasado sea el capitán de tu barco, castigándote a ti mismo(a) y saboteando tus propios logros. Quizás te guíe la ira y el resentimiento, aferrándote a las heridas, repitiendo el dolor una y otra vez en tu mente. Quizás te guía el temor, tal vez por una experiencia traumática, de haber sido criado(a) en un hogar de disciplina rígida, sin expresión de amor; perdiendo oportunidades, evitando riesgos y permaneciendo en tu zona de confort. Quizás te guíe el materialismo, deseando tener y tener olvidándote de cuánto vales como persona, sufriendo por aquello que inclusive no necesitas. Quizás te guía la necesidad de ser aceptado(a), permitiendo que las expectativas de sus padres, cónyuges, familia, profesores y amistades controlen tu vida, ofuscándote por ser lo que no eres, enfocando tu atención en el “qué dirán”.
Permite que tus equivocaciones te muestren el siguiente paso hacia tu éxito, tómalo como una oportunidad para tomar impulso. Las heridas son la fuente de sanación, cicatrizan y nos recuerdan dos cosas: la senda que no hay que volver a pisar y que la vida es hacia adelante. La mejor decisión es la que toma y se lleva a cabo, si no te arriesgas la queja por la vida que vives se convertirá en tu compañera. Recuerda que menos es más, ten solo lo que necesites; se pueden perder las riquezas por muchas razones, la verdadera seguridad se fundamenta sólo en algo que no te pueden quitar: tu relación contigo mimo(a) y lo Divino.
Conéctate con tu Ser Interior, con tu cuerpo, sincérate contigo mismo(a) y libera los pensamientos que te mantienen prisionero(a). Deja que sea tu corazón, tu creatividad al servicio de la vida, que sea tu guía. Mírate y reconoce tus recursos, eres un Ser maravilloso...
Yraida Moreno
“Lo que no resuelvas en tu interior, ocurrirá afuera como destino” C. Jung
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