A menudo el crecimiento es doloroso y nos asusta. Todo cambio involucra alguna clase de pérdida: desprenderse de las viejas costumbres para experimentar las nuevas. Tenemos miedo a estas pérdidas, aun cuando nuestros viejos hábitos signifiquen nuestra propia derrota porque, como ocurre con un par de zapatos gastados, al menos son cómodos y familiares.
La preocupación inconsciente es que si abandono mi hábito, mi herida, mi complejo ¿quién seré?
No hay crecimiento sin cambio, no hay cambio sin pérdida y no hay pérdida sin dolor. El dolor es necesario para crecer, sufrir es opcional. Sufrimos cuando nos aferramos a aquello que debemos dejar partir: hijos, pareja, amistades, trabajos, pertenencias materiales, enfermedad, muertos, hábitos, el pasado…
Crecer implica movernos hacia nuestro interior y descubrir nuestro potencial para después compartirlo con el resto del mundo.
Espero te sea útil este planteamiento de Rick Warren
Saludos, Yraida
Saludos, Yraida
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