Imagen: Campo de flores rojas - Poppy-field by www_BancodeImagenesGratuitas_com |
Reflexioné sobre momentos
personales, recordé anécdotas enriquecedoras con mi esposo, familia y amigos… y
simplemente me dejé envolver por las lecciones del Amor.
Me levanté de la silla y tomé
el primer libro que alcancé en mi estantería y lo abrí al azar impulsada por
esta sensación de ternura que invadió mi Ser. El universo conspiró y me regaló
este mensaje para ustedes:
“Soy el sol del Arcano, el sol blanco:
casi invisible, pero que ilumina a todos los personajes. Soy ese astro: la
alegría de existir y de que otro exista. Vivo en el éxtasis. Todo me da
felicidad: la Naturaleza, el universo entero, la existencia del otro bajo todas
sus formas, ese otro que no es otro que yo.
Soy la conciencia que brilla como una
estrella de luz viva en el centro de vuestro corazón. Me renuevo a cada
instante, en todo momento estoy naciendo. Con cada latido de vuestro corazón,
os uno con el universo entero. De mí parten los lazos infinitos que os unen con
toda la creación. ¡Ah, el placer de amar! ¡Ah, el placer de unirme! ¡Ah, el
placer de hacer lo que me gusta! …Soy como un arquero que recién nacido que
lanza flechas hacia todo lo que sus sentidos pueden captar.
No soy la amabilidad, no soy la ambición
del bienestar ni del triunfo. Soy el amor incondicional. Os enseñaré a vivir en
la maravilla, el reconocimiento, la alegría.
Cuando penetro en vosotros,…, comunico
el amor divino a todas vuestras células. Soplo en vuestra mente como cálido
huracán que elimina del lenguaje la crítica, la agresión, la comparación, el
desprecio y toda la gama de la soberbia… Me insinúo en vuestra energía sexual
para suavizar cualquier brutalidad, cualquier espíritu de conquista, de
posesión. Confiero al placer la delicadeza sublime de un ángel que estalla.
Cuando me disuelvo en vuestro cuerpo es para desprenderlo de la dictadura de
los espejos y los modelos, de la mirada de los demás, del dolor de las
comparaciones. Le permito vivir su propia vida, asumir su luz y su belleza. En
el corazón que habito, ahuyento las ilusiones del niño malquerido. Como la
campana de la catedral, derramo en la sangre la penetrante vibración del amor,
libre de cualquier rencor, de cualquier demanda emocional disfrazada de odio y
de cualquier envidia, que no es sino la sombra del abandono. Os inicio al deseo
de no obtener nada que no sea también para los demás. La isla del “Yo” se
transforma en archipiélago.
Todo contribuye a aumentar mi alegría,
incluso lo que interpretáis como circunstancias negativas: el luto, la
dificultad, la pequeñez, los obstáculos… Amo las cosas y los seres como son,
con sus infinitas posibilidades de desarrollo. A cada instante los veo y estoy
dispuesto a participar en su desarrollo, pero también a aceptar que sigan
siendo como son.”
“Y si El Enamorado hablara…”
Alejandro Jodorowsky y Marianne
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