Angustiado, el discípulo acudió a su instructor espiritual y le preguntó:
- ¿Cómo puedo liberarme, maestro?
El instructor contestó:
- Amigo mío, ¿y quién te ata?
En tanto no vacíes tu mente acerca de lo que crees que eres, seguirás preso de ti mismo sin llegar a ser quien eres en realidad.
Saludos, Yraida
Saludos, Yraida
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