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| "Mi prisionero" by Hermel Orozco |
Estaban unas hormigas, como de costumbre, trabajando intensamente en su hormiguero: de un lugar para el otro iban y venían, llevando comida para su despensa sin parar.
Una vez adentro, organizando la despensa, escucharon a un grupo de escarabajos que se acercaba. Las hormigas retrocedieron y los escarabajos con sus pisadas cerraron la entrada del hormiguero, dejándolas prisioneras.
Ellas, nerviosas, empezaron a perder la calma. La hormiga consejera les dijo:
- Lo peor que uno puede hacer cuando se está atrapado, es perder la calma. Sea la situación que sea, y si ya estás atrapado, no hay que perder la calma.
Entonces les pido que respiraran profundo, explicándoles que si respiraban con ansiedad terminarían acabando con el poco oxígeno que les quedaba y no conseguirían pensar, con claridad, una solución para la pesadilla que allí se estaba viviendo.
Así lo hicieron, comenzaron a inhalar y exhalar hasta que comenzaron a retomar la calma. Fue entonces cuando pudieron percibir de qué lado estaba menos apretada la tierra y, con pasos cortos pero seguros, poco a poco comenzaron hacer un túnel por el que lograron escapar, emergiendo a gran distancia y pudieron re-comenzar con sus vidas.
Trabajando nuevamente en sus objetivos, demostraron que guardarle rencor a los escarabajos era una manera de perder tiempo y energía, lograron así hacer otro hormiguero, salieron inmediatamente a buscar comida y a trabajar en su almacenamiento.
Una de las hormigas no podía, estaba muy enojada con lo que les había pasado, tenía un odio enorme hacia los escarabajos y no podía trabajar con tanta ira que tenía. Entonces, la hormiga consejera se le acercó preguntándole:
- Qué te pasa? Veo que no te activas. La hormiga enojada le contestó:
- Quiero hacer como si nada; pero no puedo, siento rabia! Cómo es que nos aprisionaron? Odio a los escarabajos! Entonces, la hormiga consejera le dijo:
- Si los odias es porque sigues siendo prisionera de ellos.
Espero te sea útil
Saludos, Yraida
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