"Quien no comprenda una mirada tampoco comprenderá una larga explicación" Proverbio Árabe.

Soy tú

lunes, 27 de septiembre de 2010

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Era un discípulo honesto. Moraba en su corazón el afán de perfeccionamiento. Un anochecer, cuando las chicharras quebraban el silencio de la tarde, acudió a la modesta casita de un yogui y llamó a la puerta.
-¿Quién es? -preguntó el yogui.
-Soy yo, respetado maestro. He venido para que me proporciones instrucción espiritual.
-No estás lo suficientemente maduro -replicó el yogui sin abrir la puerta-. Retírate un año a una cueva y medita. Medita sin descanso. Luego, regresa y te daré instrucción.
Al principio el discípulo se desanimó, pero era un verdadero buscador, de esos que no ceden en su empeño y rastrean la verdad aun a riesgo de su vida. Así que obedeció al yogui.
Buscó una cueva en la falda de la montaña y durante un año se sumió en meditación profunda. Aprendió a estar consigo mismo; se ejercitó en el Ser.
Sobrevinieron las lluvias del monzón. Por ellas supo el discípulo que había transcurrido un año desde que llegara a la cueva. Abandonó la misma y se puso en marcha hacia la casita del maestro. Llamó a la puerta.
-¿Quién es? -preguntó el yogui.
-Soy tú -repuso el discípulo.
-Si es así -dijo el yogui-, entra. No había lugar en esta casa para dos yoes.


"Cuando puedas mirarte a ti mismo, podrás mirarte en el reflejo  del otro y re-conocer en él lo que has de trabajar para entrar en sintonía con tu Ser Interior. Entonces, tus talentos fluyen y tus obras son alimentos para compartir"
Saludos,
Yraida Moreno.

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